Las sopas de ajo son un plato muy reconfortante cuando hace frío, pero no se me ocurriría prepararlo cuando empieza a hacer calorcito.
Yo siempre que hago unas sopas de ajo, me acuerdo de mi abuela Nicolasa, que era muy aficionada a ellas, tanto que en cuanto comenzaba a hacer frío, era su cena casi diaria (o sin casi)