Hace unos días, mi hijo me encargó que le hiciera un buen caldo, de esos que se les echa de todo, como a un cocido y se pasan dos o tres horas cociendo a fuego lento. A mis nietos les encanta, dicen que reconocerían el aroma y sabor de mi sopa en cualquier sitio. Resulta que tenían un matrimonio inglés invitado a comer y se había enterado que al marido no le gustaban ni las verduras ni los pescados