miércoles, 19 de noviembre de 2014

mis idolos

Publicado por Chabela 

    Como muchas personas, yo también tengo ídolos. La característica principal de los míos es que son personas anónimas, pero singulares y admirables. Mi devoción por ellos, viene desde que era pequeña, y os aseguro que de eso hace muchos años: son mis hermanos.
     Desde pequeña me deslumbraban  constantemente con su inteligencia, con sus habilidades...aunque a veces me hacían rabiar un ratito

   Os preguntareis de que habilidades hablo: todas. Tienen habilidad para todo. Cualquier cosa que se proponían hacer, la hacían y la hacían muy bien: dibujo, pintura, escultura, modelado, repujado, fotografía, música...y es posible que se me olvide algo, ah sí, el deporte, les gustaba jugar al tenis y al ping-pong y jugaban muy bien, más de un  campeonato  ganaron en sus tiempos. Sus dibujos eran y son verdaderas obras de arte. Con un estilo moderno, espontáneo, vibrante, genial.
     Nunca han necesitado tener un modelo para hacer un dibujo, con su imaginación inagotable es suficiente. Tampoco necesitaron profesores para aprender a dibujar, era algo innato en ellos. Aunque es cierto, que dibujando muy bien y siendo ya adolescente, José Luis acudió a algunas clases del recordado profesor Cañada, supongo que no serían muchas por imperativos de la economía familiar.
     Recuerdo que cuando yo era muy pequeña, les gustaba jugar a batallas con soldaditos y  ellos los dibujaban con tinta china y los pintaban con acuarela, luego los recortaban. Lo mismo hacían con las armas, los cascos, los carros de combate, los cañones, etc.. Estos últimos con sus tres dimensiones, de forma que los soldados podían ir subidos en ellos. El entretenimiento era doble, primero creaban el juguete y luego jugaban. Eran pequeñas obras de arte, que hubiera merecido la pena conservar.  
   Fernando me hacía muñecas recortables, que entonces estaban muy de moda entre las niñas, con sus vestiditos, bolsos y todo tipo de detalles. Pero lo que más me gustaba, y eso no estaba al alcance de otras niñas, eran las frutas y hortalizas de todo tipo, pescados, pollos, incluso hueveras con sus huevos dentro, etc. que me hacía con el fin de que yo pudiera jugar a tenderos. Estas cositas  eran el tesoro más preciado que yo tenía a la hora de jugar.    Luego, cuando llegaba mi cumpleaños, uno u otro, o los dos a la vez me hacían unas preciosas tarjetas de felicitación, adecuadas a cada época de mi vida, que todavía conservo y que yo esperaba con ilusión pues la hacían expresamente para mí con todo el cariño.
 Como les gustaba la mucho la música, empezaron a tocar la armónica cromática sin más profesor que su afición y su buen gusto; Lo mismo interpretaban composiciones clásicas o modernas, pero era una delicia escucharlos, si me olvido de las horas que se pasaban ensayando hasta que lograban sacar una melodía. José Luis formó algunos grupos musicales que se hicieron muy populares  en aquella época. Recuerdo a Los Cariocos y a Los Sinfonys Boys. También lo recuerdo tocando, durante largas horas en el cuarto de baño, para desesperación de toda la familia, la Malagueña de Lecuona, que a pesar de los largos ensayos, nunca llegó a cansarme.
    José Luis siempre se centró más en el dibujo y la pintura y la música, sin embargo Fernando era más versátil. Si se le ocurría hacer un busto o cualquier otra cosa, se ponía a modelar, sacaban un molde, lo vaciaban y conseguía hacer la escultura que tenía en mente, y esto con diferentes materiales. Recuerdo maravillada unos preciosos monaguillos con la cabeza hecha por él, para un escaparate del principio de la entonces llamada calle del general Franco.
       A Fernando también le vi hacer repujados en cuero y era una maravilla las cosas que hacía y el relieve que sacaba. En Navidad con cuatro figuras baratas y portales, montañas, casitas y ríos que hacía ellos, creaban unos belenes preciosos. Recuerdo también una estrella de papel forrada de algodón con las figuras del Nacimiento y luz en su interior, obra de Fernando, que era espectacular y yo estaba segura de que nadie podía tener una estrella tan bonita. Muchos años después, yo les hice una a mis hijos tratando de imitar la de mi hermano.    

      Mi hermano Fernando cuando empezó a trabajar, dejó el dibujo y como afición siguió practicando la fotografía, sin embargo José Luis hizo del dibujo su medio de vida, dedicándose profesionalmente al diseño gráfico, abandonando la pintura, donde estoy segura que hubiera destacado.    

   
      

chabela            Mis hermanos nos regalaban ilusión a los pequeños, con su ejemplo aprendí a distinguir y valorar lo bello,  a despreciar lo fácil, lo vulgar. Creo que les debo  un espíritu emprendedor que me hace buscar soluciones a los problemas que se me pueden presentar, tanto en mi vida particular, como en la profesional. Nunca me doy por vencida, me encantan los retos, y al final, siempre encuentro el modo de atajar la dificultad. Estoy convencida que sin su ejemplo, tendría otra actitud ante la vida. 
      Se que Fernando no se va a ofender si preciso más,  porque él estaba y está igual de dotado, pero de los dos, el verdadero genio como artista es José Luis. Todo lo que sale de sus manos es original, tiene un toque de genialidad. Su estilo puede ser figurativo, pero también impresionista, o abstracto, según el fin o las circunstancias que lo mueven. Sabe comunicar sus ideas sin estar encorsetado en ningún estilo concreto. 
       Dedicado profesionalmente a la publicidad, ha creado logotipos como el de TINTE LOS ALEMANES y el del PAR, entre los más conocidos. Hace años, algunos de sus carteles ganaron el concurso y tuvieron el honor de anunciar las fiestas del Pilar. Concretamente, el de la izquierda, obtuvo además la medalla de plata de Milán.    

     Mi hermano Andrés, dos años más joven que yo, fue mi compañero de juegos, en ocasiones mi muñeco viviente, siempre me ha demostrado su inteligencia e ingenio, con su dialéctica, con su estilo de vida y con su andadura profesional. Gracias a él,  pude darme cuenta que existen personas que sin rozar la genialidad, son emprendedores, trabajadores, conversadores amenos, chispeantes y divertidos. Que en sus relaciones con los demás es donde aplican la cuota de arte que les ha correspondido, logrando que su amistad sea insustituible.     
     Todavía guardo una carta que me escribió desde  el campamento de Valdespartera, cuando hizo el servicio militar, como una verdadera joya, por los recuerdos que evoca y lo divertido de su lectura.  
     Desde muy joven tuvo las ideas muy claras, sabía lo que quería y lo ha conseguido. Como el resto de mis hermanos, es un hombre bueno, honrado y trabajador que siempre está dispuesto a echar una mano a los demás y sobre todo a sus hermanos.     
     Mis ídolos no tienen los pies de barro, han pisado firme en la vida, han encontrado su sitio y han dejado huella en el corazón de todos los que les conocemos y  queremos, por eso, siguen  siendo mis ídolos

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