Sin ir mas lejos, ¿a que niño no le ha gustado hacer panecitos, aunque fuera con la arena de la playa? Cuando eran pequeños mis nietos, en ocasiones les preparaba un bola de masa, la repartía y hacíamos concurso de panes, los tenía entretenidos un par de horas y, sorprendentemente los cuatro los hacían tan bonitos, que ganaban todos y cada uno se llevaba su premio, al tiempo que yo disfrutaba viendo la creatividad de cada uno.
Personalmente, disfruto haciendo esta foccacia, no hay que esforzarse en amasar mucho, es cuestión de respetar los tiempos de levado. El resultado sorprendente, ya cuando la metes al horno, empieza a extenderse por la cocina un aroma a pan y romero, que despierta los sentidos y, no digamos cuando la saboreas.
Yo en ocasiones, la corto con la tijera a cuadritos y la pongo como aperitivo, le pongo por encima unas rodajitas de aceitunas, verdes o negras o, cebolla ligeramente caramelizada, las más de las veces, tomatitos cherry partidos por la mitad; el romero es imprescindible. Además, al llevar la masa aceite, se conserva tierna varios días.
INGREDIENTES:
460 gramos de harina de fuerza
370 de agua templada
dos dientes de ajo
25 gramos de levadura fresca
dos ramitas de romero (imprescindible)
una cucharilla de sal
una cucharita de azucar
6 cucharadas de aceite de oliva aromatizado
unos tomatitos cherry
un poquito de sal en pétalos
ELABORACIÓN:
Se poner en un pequeño recipiente el aceite con los ajos machacados y las hojas de romero para que se aromatice; con el fin de acelerar el proceso los meto unos segundos al microondas y luego lo dejo reposar.
A continuación poner en un bol el agua templada y diluir en ella la levadura fresca; añadir la cucharita de sal, la mitad del aceite aromatizado con sus hojitas de romero y la harina de fuerza; remover bien para que quede una mezcla uniforme, tapar con un paño húmedo y dejar reposar 20 minutos. Pasados ese tiempo, coger la masa con las dos manos, levantarla un poco y doblarla sobre si misma, girar la masa un poco y repetir la operación de volver a doblarla sobre si misma, se vuelve a tapar y la dejamos reposar nuevamente el mismo tiempo. Para manejarla mejor y evitar que se peque a las manos, podemos sumergirlas en agua cada vez.
Una vez que hayamos repetido esta operación tres o cuatro vez, observaremos que la masa dobla su tamaño y además ya no se pega a la manos. Es el momento de meterla en un recipiente cerrado y guardarla en el frigo hasta que la queramos hornear, o bien, dejarla reposar por última vez hasta que doble su tamaño (tardará más o menos tiempo dependiendo de la temperatura de la cocina) y, entonces se pone un papel de hornear en la bandeja del horno y se estira hasta cubrir toda la superficie hundiendo los dedos enérgicamente de forma que queden bien marcados en la masa. A continuación se pinta toda la superficie con el aceite aromatizado sobrante, se reparten las ramitas de romero, los tomatitos cortados por la mitad y se espolvorea con sal Maldon o sal en pétalos.
Mientras hacemos estos preparativos, habremos puesto a calentar el horno durante diez minutos a 200 grados. Una vez que esté preparada la focaccia, la metemos al horno unos quince minutos o, hasta que esté ligeramente dorada.
La cocina estará impregnada de un apetitoso aroma a pan y a las hierbas aromáticas que le que le hayáis añadido, habréis disfrutado preparando, amasando y con el proceso de levado, no se me ocurre mejor plan para una tarde lluviosa en casa.
!!A DISFRUTAR!!